MetroCiencia Vol. 31 Nº 3 (2023)
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otros países. Este estudio se repitió 10 años
después
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con 2784 artículos producidos.
Sin embargo, todavía la producción cientí-
fica en salud es insuficiente y es poco apli-
cada en la realidad de las poblaciones y las
instituciones.
Ciertamente hay muchas dificultades en la
generación de conocimiento
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, pero hay que
superarlas e iniciar con estudios de la reali-
dad local tanto poblacional como institucio-
nal. Así lo demuestra el estudio realizado en
el Hospital Metropolitano, en donde se evi-
dencia la participación de diferentes tipos
de profesionales en el quehacer científico
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.
El proceso de producción del conocimien-
to, está encaminado a la búsqueda de la
verdad. La verdad es la conformidad de
los hechos, planteamiento que es escépti-
co, si tomamos en cuenta que el proceso
de producción del conocimiento conlleva
a establecer un marco teórico, una conclu-
sión surgida después de cualquier investi-
gación, la cual está condenad a las críticas,
a la refutabilidad y al mismo fracaso. Enton-
ces podíamos asegurar que el proceso de
producción del conocimiento va íntimamen-
te ligado al conocimiento como tal. La cien-
cia es el observar, el descubrir, el explicar
y hasta predecir la realidad de las cosas;
es decir, es una labor crítica que somete a
todos sus ensayos a la refutabilidad, esta-
bleciéndose de tal manera la confiabilidad
de un conocimiento.
La investigación y la evidencia de alta cali-
dad son fundamentales para mejorar la sa-
lud global y la equidad en salud y de esa
manera caminar hacia el objetivo de la Or-
ganización Mundial de la Salud de “lograr
para todos el mayor nivel de salud posible”.
En un momento en que existen muchas
demandas compitiendo con limitados re-
cursos, es especialmente relevante, frente
a los problemas actuales y emergentes de
salud como las pandemias, la inseguridad
alimentaria, el impacto en salud del cambio
climático y la fragilidad de los sistemas de
salud, que las políticas y prácticas deben
estar basadas en el mejor conocimiento
científico disponible tanto de eficacia de las
intervenciones como de costo efectividad
de las mismas. Las instituciones tanto del
sector público como privado deben esta-
blecer sistemas que cuenten con mecanis-
mos idóneos para facilitar el acceso al co-
nocimiento para contribuir con la calidad y
mejorar la seguridad de los pacientes.
La investigación es central en el desarro-
llo económico y en la seguridad y la sa-
lud global y cada vez es más claro que,
para ser efectiva, debe ser multidiscipli-
naria y multisectorial. Es entonces crucial
el establecer políticas de fomento de la
investigación a todos los niveles incluyen-
do el institucional. De esta manera se po-
drá rescatar prácticas exitosas de nues-
tros profesionales que contribuyen a la
efectividad y eficacia de la atención. De
otra manera, esas soluciones se pierden,
como ya ha pasado, por no sistematizarse
y presentarse al mundo.
La investigación con seres humanos ha
planteado desde tiempos remotos serios
dilemas morales. El conocimiento de las
atrocidades perpetradas en los campos
de concentración nazis por ejemplo, mo-
tivó el desarrollo de los llamados códigos
históricos, el de Nuremberg y el de Helsin-
ki, documentos que han facilitado que los
profesionales de la biomedicina puedan
ejercer su actividad con respeto a una serie
de principios éticos y jurídicos
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. No puede
dejarse de contar por tanto, con un Comité
de Ética de la Investigación que guarde y
aplique estos principios y que se encargue
de revisar:
• El diseño metodológico considerando si
es adecuado para alcanzar los objetivos
planteados en el proyecto, así como los
aspectos éticos y legales.
• La idoneidad de los investigadores y la
adecuación de las instalaciones.
• El balance riesgo beneficio: la justifi-
cación de los riesgos e inconvenientes
Espinel Lalama EM